A las potencias
occidentales, encabezadas por Estados Unidos, les resulta muy difícil
acostumbrarse a los nuevos cambios políticos, económicos y sociales que
estan ocurriendo en los últimos años en América Latina, pues estaban
acostumbradas a saquear las riquezas naturales y humanas de esas
naciones a través de sus compañías transnacionales.
Acuerdos leoninos firmados por gobiernos burgueses latinoamericanos que no defendían el interés patrio y solo buscaban aumentar sus riquezas personales, permitían que los capitales extraídos fueran hacia las urbes norteamericanas y europeas.
Los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil, Nicaragua, Ecuador, Uruguay, entre otros, han revocado acciones neoliberales tomadas por sus antecesores y marchan hacia la recuperación de las riquezas nacionales para beneficio de sus pobladores.
Esos son los motivos de las fuertes campañas en los medios de prensa occidentales en contra Argentina, por la nacionalización de las compañías petrolera y gasífera YPF, controladas por la española Repsol y varios accionistas extranjeros.
El gobierno derechista del presidente español, Mariano Rajoy, desató una estridente ofensiva diplomática e impuso medidas de “represalia” a Buenos Aires, con el objetivo de que revocara la expropiación del 51 % de las acciones petroleras y de gas de YPF.
Repsol había hecho caso omiso a la advertencia realizada por la presidenta Cristina Fernández cuando a principios de 2012 puntualizó que las empresas petroleras deberían invertir en el país en vez de llevarse las riquezas de los recursos naturales a sus casas matrices.
"Que tengan claro, dijo, que el subsuelo es de los argentinos y está concesionado a ellos. No podemos volver a las épocas del virreinato donde las compañías se llevaban todo y no dejaban nada".
Más del 80 % de las ganancias de Repsol fueron sacadas sin reinvertir en el territorio lo que provocó la caída sistemática de reservas y producción. Por ese motivo, Argentina importó el pasado año 9 400 millones de dólares (por primera vez en 17 años un saldo negativo en la balanza comercial en esa materia) y para 2012 se estima en 12 000 millones.
A Buenos Aires le fueron cerrados los mercados de crédito tras el default de 2001, provocado por el sistema neoliberal y de privatizaciones que la llevó a la más violenta crisis económica de su historia. Por tanto, el gasto para la compra de hidrocarburos representaba una seria presión para el gobierno que depende sobre todo del superávit comercial para obtener divisas.
Mientras el rey Juan Carlos se dedicaba a gastar fortunas en cazar elefantes en un país africano, Rajoy y su equipo trataban de presionar por todos los medios a Argentina y para esto se reunieron con miembros europeos del Grupo de Berlín, el Grupo de los 20, el Club de París, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y con la secretaria de Estado norteamericano Hillary Clinton, entre otros.
Pero la soberana decisión bonaerense, con el apoyo mayoritario de su pueblo, continuó adelante pese a las presiones de los poderosos.
Similar situación ha ocurrido con el gobierno boliviano encabezado desde 2006 por el presidente Evo Morales que en alrededor de siete años ha logrado recuperar la mayoría de las riquezas del país que estaban controladas por las grandes transnacionales.
En mayo de ese año, se decretó la nacionalización de los hidrocarburos, especialmente el gas, principal fuente de divisas del país, y empezó la negociación de nuevos contratos de explotación con las empresas extranjeras.
En breve resumen, se estatalizó la mina de estaño de Huanuni; la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL); la fundición Vinto, en manos suizas; el Estado adquirió el 100 % de la Compañía Logística de Hidrocarburos; recuperó la mayoría accionarial de las petroleras Chaco, de Panamerican Energy (del grupo British Petroleum); Andina, filial de Repsol YPF, y de Transredes, transportadora de hidrocarburos participada por la británica Ahsmore y anglo-holandesa Shell.
La lista, bastante grande para relacionarla completamente, cierra con la última decisión de expropiar en mayo de 2012 las acciones de la Red Eléctrica Española (REEE) de la empresa Transportadora de Electricidad (TDE).
Por esas medidas de independencia económica, Bolivia ha
tenido que sufrir numerosas campañas de desestabilización fraguadas por varios países desarrollados occidentales y transnacionales que han visto desaparecer en pocos años las prebendas que ostentaban en la nación andina.
Pero el caso más significativo en cuanto a acciones de desestabilización y de desinformación en su contra, ha sido el de la República Bolivariana de Venezuela que desde que Hugo Chávez llegó a la presidencia en 1999 se ha convertido en el principal impulsor de los cambios soberanos ocurridos en América Latina.
Grandes han sido los éxitos económicos y sociales obtenidos en los últimos 13 años por Caracas que logró bajar la pobreza de más del 60 % en 1999 a 28 % en la actualidad, y la extrema del 29 al 7 %.
El país fue declarado por la UNESCO, territorio libre de analfabetismo y se impulsan numerosos programas de educación en los niveles medio y superior con amplia participación de la población.
La IV Encuesta Nacional de Presupuestos Familiares (ENPF), señaló que 22 005 370 venezolanos han sido beneficiarios de algunas de las misiones sociales instrumentadas por el Gobierno nacional desde 2003. Esto significa que al menos 72,5 % de los hogares del país ha utilizado por lo menos uno de estos planes.
El gobierno ha destinado 111 000 millones de bolívares (alrededor de 25 900 millones de dólares al desarrollo de las numerosas misiones sociales en beneficio del pueblo.
Venezuela recuperó la mayoría de sus yacimientos petroleros que durante más de un siglo fueron explotados por las transnacionales, mayormente estadounidense. La voluntad política del gobierno bolivariano ha permitido que desde 1999, una gran parte de las ganancias de ese sector se reviertan en obras sociales para el bien público.
Caracas ha reforzado su economía que alcanzó en 2011 un Producto Interno Bruto de 368 000 millones de dólares lo que la ubican en el lugar 34 del mundo. En el primer trimestre de 2012 la economía creció en 5,6 %, una de las mayores de América Latina.
Esos logros enfurecen a Estados Unidos y sus aliados occidentales, los que han lanzado constantes campañas de desinformación para tratar de debilitar al gobierno bolivariano.
Pero como ha enfatizado el presidente ecuatoriano Rafael Correa, cuyo gobierno también ha obtenido numerosos avances económicos y sociales a favor de su pueblo, “América Latina no vive una época de cambios, sino un cambio de época”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Acuerdos leoninos firmados por gobiernos burgueses latinoamericanos que no defendían el interés patrio y solo buscaban aumentar sus riquezas personales, permitían que los capitales extraídos fueran hacia las urbes norteamericanas y europeas.
Los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil, Nicaragua, Ecuador, Uruguay, entre otros, han revocado acciones neoliberales tomadas por sus antecesores y marchan hacia la recuperación de las riquezas nacionales para beneficio de sus pobladores.
Esos son los motivos de las fuertes campañas en los medios de prensa occidentales en contra Argentina, por la nacionalización de las compañías petrolera y gasífera YPF, controladas por la española Repsol y varios accionistas extranjeros.
El gobierno derechista del presidente español, Mariano Rajoy, desató una estridente ofensiva diplomática e impuso medidas de “represalia” a Buenos Aires, con el objetivo de que revocara la expropiación del 51 % de las acciones petroleras y de gas de YPF.
Repsol había hecho caso omiso a la advertencia realizada por la presidenta Cristina Fernández cuando a principios de 2012 puntualizó que las empresas petroleras deberían invertir en el país en vez de llevarse las riquezas de los recursos naturales a sus casas matrices.
"Que tengan claro, dijo, que el subsuelo es de los argentinos y está concesionado a ellos. No podemos volver a las épocas del virreinato donde las compañías se llevaban todo y no dejaban nada".
Más del 80 % de las ganancias de Repsol fueron sacadas sin reinvertir en el territorio lo que provocó la caída sistemática de reservas y producción. Por ese motivo, Argentina importó el pasado año 9 400 millones de dólares (por primera vez en 17 años un saldo negativo en la balanza comercial en esa materia) y para 2012 se estima en 12 000 millones.
A Buenos Aires le fueron cerrados los mercados de crédito tras el default de 2001, provocado por el sistema neoliberal y de privatizaciones que la llevó a la más violenta crisis económica de su historia. Por tanto, el gasto para la compra de hidrocarburos representaba una seria presión para el gobierno que depende sobre todo del superávit comercial para obtener divisas.
Mientras el rey Juan Carlos se dedicaba a gastar fortunas en cazar elefantes en un país africano, Rajoy y su equipo trataban de presionar por todos los medios a Argentina y para esto se reunieron con miembros europeos del Grupo de Berlín, el Grupo de los 20, el Club de París, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y con la secretaria de Estado norteamericano Hillary Clinton, entre otros.
Pero la soberana decisión bonaerense, con el apoyo mayoritario de su pueblo, continuó adelante pese a las presiones de los poderosos.
Similar situación ha ocurrido con el gobierno boliviano encabezado desde 2006 por el presidente Evo Morales que en alrededor de siete años ha logrado recuperar la mayoría de las riquezas del país que estaban controladas por las grandes transnacionales.
En mayo de ese año, se decretó la nacionalización de los hidrocarburos, especialmente el gas, principal fuente de divisas del país, y empezó la negociación de nuevos contratos de explotación con las empresas extranjeras.
En breve resumen, se estatalizó la mina de estaño de Huanuni; la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL); la fundición Vinto, en manos suizas; el Estado adquirió el 100 % de la Compañía Logística de Hidrocarburos; recuperó la mayoría accionarial de las petroleras Chaco, de Panamerican Energy (del grupo British Petroleum); Andina, filial de Repsol YPF, y de Transredes, transportadora de hidrocarburos participada por la británica Ahsmore y anglo-holandesa Shell.
La lista, bastante grande para relacionarla completamente, cierra con la última decisión de expropiar en mayo de 2012 las acciones de la Red Eléctrica Española (REEE) de la empresa Transportadora de Electricidad (TDE).
Por esas medidas de independencia económica, Bolivia ha
tenido que sufrir numerosas campañas de desestabilización fraguadas por varios países desarrollados occidentales y transnacionales que han visto desaparecer en pocos años las prebendas que ostentaban en la nación andina.
Pero el caso más significativo en cuanto a acciones de desestabilización y de desinformación en su contra, ha sido el de la República Bolivariana de Venezuela que desde que Hugo Chávez llegó a la presidencia en 1999 se ha convertido en el principal impulsor de los cambios soberanos ocurridos en América Latina.
Grandes han sido los éxitos económicos y sociales obtenidos en los últimos 13 años por Caracas que logró bajar la pobreza de más del 60 % en 1999 a 28 % en la actualidad, y la extrema del 29 al 7 %.
El país fue declarado por la UNESCO, territorio libre de analfabetismo y se impulsan numerosos programas de educación en los niveles medio y superior con amplia participación de la población.
La IV Encuesta Nacional de Presupuestos Familiares (ENPF), señaló que 22 005 370 venezolanos han sido beneficiarios de algunas de las misiones sociales instrumentadas por el Gobierno nacional desde 2003. Esto significa que al menos 72,5 % de los hogares del país ha utilizado por lo menos uno de estos planes.
El gobierno ha destinado 111 000 millones de bolívares (alrededor de 25 900 millones de dólares al desarrollo de las numerosas misiones sociales en beneficio del pueblo.
Venezuela recuperó la mayoría de sus yacimientos petroleros que durante más de un siglo fueron explotados por las transnacionales, mayormente estadounidense. La voluntad política del gobierno bolivariano ha permitido que desde 1999, una gran parte de las ganancias de ese sector se reviertan en obras sociales para el bien público.
Caracas ha reforzado su economía que alcanzó en 2011 un Producto Interno Bruto de 368 000 millones de dólares lo que la ubican en el lugar 34 del mundo. En el primer trimestre de 2012 la economía creció en 5,6 %, una de las mayores de América Latina.
Esos logros enfurecen a Estados Unidos y sus aliados occidentales, los que han lanzado constantes campañas de desinformación para tratar de debilitar al gobierno bolivariano.
Pero como ha enfatizado el presidente ecuatoriano Rafael Correa, cuyo gobierno también ha obtenido numerosos avances económicos y sociales a favor de su pueblo, “América Latina no vive una época de cambios, sino un cambio de época”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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