EL PAÍS
La fotografía de Issouf Sanogo, la primera de impacto en una guerra invisible hasta ahora, genera un amplio debate en las redes sociales y los medios franceses
Miguel Mora
Paris
El fotógrafo de AFP Issouf Sanogo ha tomado la primera imagen
impactante de la hasta ahora casi invisible guerra de Malí. Sanogo hizo
la foto el domingo en Niono (centro del país), y aunque no muestra
violencia, cadáveres ni sangre, la imagen se ha convertido ya en un
símbolo de la destrucción y la muerte que generan las guerras.
En la foto se ve a un soldado francés de piel oscura que empuña una metralleta y se protege del polvo y de la arena con un pañuelo negro que lleva impresa una siniestra calavera blanca. Tras ser rebotada por France Presse, las redes sociales han difundido la foto al tiempo que se producía un agrio debate. Mientras unos destacaban que el soldado real se parece mucho a Ghost, un personaje del videojuego de guerra Call of duty (la llamada del deber), y otros afirmaban que el militar había posado para el fotógrafo, el Estado Mayor francés ha aumentado la polémica al catalogar como “inaceptable” el atuendo del todavía desconocido soldado galo.
El coronel Thierry Bukhard, portavoz del ejército en París, ha afirmado que la imagen “no es representativa de la acción que ha conducido a Francia a Malí a petición del Estado maliense”, ni tampoco de la que desarrollan sus soldados “poniendo en juego su vida”. Y el especialista en terrorismo François-Bernard Huyghe ha dicho en el diario Le Monde que la fotografía puede “dar argumentos a la propaganda adversaria”.
El fotógrafo, por su parte, ha explicado en el blog de France Presse "Making of / Les coulisses de l'info" las condiciones en que hizo su trabajo. “Un helicóptero estaba aterrizando y levantó enormes nubes de polvo, Instintivamente, todos los soldados que se encontraban cerca se pusieron los fulares en las cara para evitar tragar arena”. Y añade Sanogo: “En ese momento, no encontré la escena particularmente extraordinaria, ni chocante. El soldado no posó. No hubo la menor puesta en escena”.
Según el análisis de François-Bernard Huyghe, la máscara plantea un problema de comunicación militar y política. “Al ponerse ese fular para dar miedo al enemigo, el soldado efectúa un gesto muy antiguo. La calavera nos hace pensar sobre todo en los piratas y en su ‘que se fastidie la muerte’. Los piratas son el enemigo del género humano. Ese pañuelo es un talismán para desafiar a la muerte. El militar reproduce un símbolo inscrito en el inconsciente colectivo que quiere decir: ‘soy el exterminador, no tengo miedo de nada”.
La calavera y su componente trágico e histriónico, añade el analista, ha roto en un instante la idea de que la operación en Malí, que ha sido consensuada en la ONU y considerada como una guerra justa por la comunidad internacional, va a ser una cirugía limpia e impecable. “Los enemigos yihadistas podrían usarla para hacer propaganda. Vestidos así, nuestros soldados parecen ¡luchar del lado de los malos, y pueden serpresentados como los cruzados al servicio de la muerte”.
El último nivel de interpretación, según Huyghe, tampoco resulta favorable para la coalición que interviene en el Sahel. “El soldado nos recuerda que vamos a una guerra en la que habrá muertos, y la gente presiente que no será posible negociar con los terroristas”.
En la foto se ve a un soldado francés de piel oscura que empuña una metralleta y se protege del polvo y de la arena con un pañuelo negro que lleva impresa una siniestra calavera blanca. Tras ser rebotada por France Presse, las redes sociales han difundido la foto al tiempo que se producía un agrio debate. Mientras unos destacaban que el soldado real se parece mucho a Ghost, un personaje del videojuego de guerra Call of duty (la llamada del deber), y otros afirmaban que el militar había posado para el fotógrafo, el Estado Mayor francés ha aumentado la polémica al catalogar como “inaceptable” el atuendo del todavía desconocido soldado galo.
El coronel Thierry Bukhard, portavoz del ejército en París, ha afirmado que la imagen “no es representativa de la acción que ha conducido a Francia a Malí a petición del Estado maliense”, ni tampoco de la que desarrollan sus soldados “poniendo en juego su vida”. Y el especialista en terrorismo François-Bernard Huyghe ha dicho en el diario Le Monde que la fotografía puede “dar argumentos a la propaganda adversaria”.
El fotógrafo, por su parte, ha explicado en el blog de France Presse "Making of / Les coulisses de l'info" las condiciones en que hizo su trabajo. “Un helicóptero estaba aterrizando y levantó enormes nubes de polvo, Instintivamente, todos los soldados que se encontraban cerca se pusieron los fulares en las cara para evitar tragar arena”. Y añade Sanogo: “En ese momento, no encontré la escena particularmente extraordinaria, ni chocante. El soldado no posó. No hubo la menor puesta en escena”.
Según el análisis de François-Bernard Huyghe, la máscara plantea un problema de comunicación militar y política. “Al ponerse ese fular para dar miedo al enemigo, el soldado efectúa un gesto muy antiguo. La calavera nos hace pensar sobre todo en los piratas y en su ‘que se fastidie la muerte’. Los piratas son el enemigo del género humano. Ese pañuelo es un talismán para desafiar a la muerte. El militar reproduce un símbolo inscrito en el inconsciente colectivo que quiere decir: ‘soy el exterminador, no tengo miedo de nada”.
La calavera y su componente trágico e histriónico, añade el analista, ha roto en un instante la idea de que la operación en Malí, que ha sido consensuada en la ONU y considerada como una guerra justa por la comunidad internacional, va a ser una cirugía limpia e impecable. “Los enemigos yihadistas podrían usarla para hacer propaganda. Vestidos así, nuestros soldados parecen ¡luchar del lado de los malos, y pueden serpresentados como los cruzados al servicio de la muerte”.
El último nivel de interpretación, según Huyghe, tampoco resulta favorable para la coalición que interviene en el Sahel. “El soldado nos recuerda que vamos a una guerra en la que habrá muertos, y la gente presiente que no será posible negociar con los terroristas”.
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