Nuevos informes avalan que ya es un hecho el desmantelamiento de la Sanidad en Iraq
“Este éxodo
masivo [de médicos] ‘ha provocado la desaparición de determinadas
especialidades médicas’ que no se podrán recuperar debido precisamente a
la falta de especialistas que formen a los médicos más jóvenes.”
Como bien es sabido, el sistema sanitario iraquí era uno de los más reputados de Oriente Próximo; sus médicos, formados tanto en universidades iraquíes como universidades extranjeras, eran muy reconocidos profesionalmente. Posteriormente, pese a la prohibición de la entrada de todo tipo de productos en Iraq por las sanciones impuestas, el gobierno iraquí fue capaz de mantener una asistencia sanitaria de calidad, y una red de hospitales y centros de salud bien equipados, bien abastecidos y atendidos por personal sanitario muy cualificado a pesar de la dificultades enormes a las que tuvieron que enfrentarse los profesionales de la medicina, que se vieron desbordados por la reaparición de enfermedades hasta ese momento erradicadas debido sobre todo a la falta de agua potable, consecuencia a su vez del bombardeo planificado de las plantas de tratamiento de agua y depósitos por los ejércitos británico y estadounidense.
Sin embargo, la destrucción del sistema sanitario iraquí, se produce a partir de 2003 con la llegada de la ocupación.
Un iraquí herido en un atentado aguarda en el interior del Hospital Ali, en Ciudad Sader,
3 de febrero de 2007. [Foto Time World]
Los bombardeos indiscriminados contra la población civil han afectado a barrios enteros, y a los hospitales y escuelas que estos alojan, actos expresamente prohibidos por la legislación internacional vigente, en especial las Convenciones de Ginebra. Hospitales como el de Hadiza fueron bombardeados, reconstruidos, y vueltos a bombardear [1]. La CEOSI, en el marco de su campaña sanitaria, ha aportado fondos por valor de unos 200.000 euros.
Otra causa del deterioro de la atención médica, es la irrupción en el panorama sanitario de las milicias que entraron en Iraq de mano de la ocupación y que se dedicaron en la época álgida de la violencia a tomar hospitales y asesinar a sangre fría o a secuestrar (con resultado de desaparición) a enfermos, a su familiares y al personal sanitario, llegando a cometer atrocidades tales como las de colocar explosivos que activaban una vez perpetrado el primer ataque cuando el lugar se llenaba de civiles, que se acercaban a socorrer a las víctimas, y de sanitarios que llegaban al lugar de los hechos para atender a los heridos.
Se calcula que cuando la ocupación de Iraq acabe definitivamente y el país recupere su soberanía, costará decenas de años restablecer el capital humano de técnicos y profesionales capaces de reconstruir el Estado iraquí. Según un reciente estudio sectorial que ha analizado la fuga de médicos iraquíes [2] la pérdida de médicos tiene un especial impacto en la sociedad iraquí de hoy y del futuro a medio plazo.
Una de las consecuencias más escalofriantes de esta desaparición de médicos es que el 70% de los profesionales especializados, con años de experiencia y puestos de relevancia, ha abandonado Iraq, lo que ha provocado un vacío de expertos con capacidad profesional para dirigir equipos médicos en los departamentos tanto hospitalarios como universitarios y, tal y como señala el estudio, este éxodo masivo “[…] ha provocado la desaparición de determinadas especialidades médicas” que no se podrán recuperar debido precisamente a la falta de especialistas que formen a los médicos más jóvenes.
En relación con esta carencia formativa, los médicos que aún viven en Iraq consideran que los factores más importantes que les impulsarían a abandonar Iraq son la seguridad y la posibilidad de poder formarse mejor.
A pesar de que el estudio señala que “[…] no han sido capaces de obtener datos sobre víctimas de asesinatos o secuestros”, sí han podido registrar los datos de personas que han sufrido los intentos de la comisión de estos crímenes. Los datos de violencia que refleja el informe son escalofriantes: El 18,1% de los médicos que viven fuera de Iraq han declarado haber sufrido un intento de asesinato, el porcentaje es algo superior entre los médicos que siguen en el interior del país y alcanza el 18,8%.
Respecto a los secuestros un 3,9% de los médicos del estudio que abandonaron Iraq declararon haber sido secuestrados. La cifra de médicos que viven en Iraq y que fueron víctimas de un secuestro se eleva a un 8,4%.
Por otro lado, la pérdida de miembros de la familia es altísimo entre los profesionales médicos: el 74,7% de los médicos que viven en el extranjero declaran haber perdido a un familiar por causas violentas, mientras el porcentaje de los médicos que viven en Iraq y que han sufrido la pérdida de algún miembro de la familia debido a la violencia es ligeramente menor (70,3%)
A finales de 2006, el Colegio de Médicos de Iraq calculaba que “[…] alrededor de 500 médicos han sido asesinados y más de 7.000 se han visto obligados a abandonar el país después de recibir amenazas de muerte” [3]. También en 2006, la Brookings Institution calculaba que el 40 por ciento del personal cualificado iraquí había abandonado su país.
El informe de 2013 [4] cita datos posteriores de la Brookings Institution que calcula que “[…] de los 34.000 médicos registrados en Iraq antes de la invasión, 20.000 habían abandonado el país en 2008; 2000 habían sido asesinados y más de 250 secuestrados”. [5]
Para la realización del estudio, que se llevó a cabo entre junio y agosto de 2011, se contactó con 1.395 médicos iraquíes, de los que contestaron 599 y de ellos se eligieron a 567. De los 567 doctores, 202 viven en Iraq y 365 en el extranjero.
La infraestructura sanitaria iraquí igualmente víctima de la invasión y ocupación
[Foto: NatureMedicine.org]
El estudio señala que el 60% de los médicos iraquíes abandonaron su país por razones de seguridad que se explican por un aumento generalizado de la violencia en especial a partir de 2006, y porque tanto médicos, como académicos y otros profesionales han sido objeto de una campaña de asesinatos que a día de hoy no ha terminado [6].
Según Naciones Unidas, en 2006 es cuando se produce el mayor pico de violencia y torturas en Iraq, cuando llegan a morir al día más de 100 civiles [7]. Este pico de violencia se inicia con los atentados de la Mezquita chií de Askasiriya, cuyo objetivo era precisamente abrir la espita del odio sectario.
En 2010, el gobierno iraquí inició una campaña para que regresaran los académicos, sin embargo, no hay datos contrastados de número de profesionales que regresaron. El hecho de que se conociera el asesinato de dos académicos que habían retornado hizo que se viera el objetivo de la campaña de regreso de los docentes [8].
Según los datos obtenidos en el estudio, la mayoría de los médicos que viven fuera de Iraq “[…] piensan continuar viviendo fuera del país, siendo los motivos de seguridad y sus lazos familiares en el extranjero los factores más importantes, por encima de buenos salarios o puestos de trabajo relevantes”. A este respecto, los datos estadísticos del estudio son claros: “[…] El 83,6% de los médicos que viven el extranjero no desea regresar en los próximos dos años y el 49,5% de los que viven en Iraq pretenden emigrar”, por lo que la recuperación de la ciencia médica y la atención sanitaria de calidad en el país va a suponer un tremendo reto una vez liberado el país de la violencia y recuperada su soberanía.
Notas
1. “Nuevas ayudas sanitarias a los hospitales de al-Qaim, Hadiza y al-Numman”, IraqSolidaridad, 28 de junio de 2007. Véase también, “La CEOSI entrega en el Hospital Central de Hadiza material sanitario por valor de 5.000 dólares”, IraqSolidaridad, 16 de junio de 2005.
2. Nabil al-Khalisi “ The Iraqi Medical Brain Drain: a Cross-sectional Study ”, International Journal of Health Services, Vol. 43, Number 2, pages: 363-378, 2013, Baywood Publishing Company., Inc.
3. Dina al Shibeed, “Científicos y médicos iraquíes amenazados”, Al Arabiya, 4 de agosto de 2011.
4. Véase nota 1.
5. Nota informativa de la CEOSI, “ La mitad de los 34.000 médicos iraquíes han abandonado el país y otros 2.000 han sido asesinados ”. IraqSolidaridad , 21 de noviembre de 2006.
6. “ Two Iraqi academics killed after their returning to Iraq ”, Iraqi Academics under Attack , 27 de octubre de 2010.
7. Peter Symonds, “ Según Naciones Unidas, al menos 100 iraquíes mueren al día violentamente ”, IraqSolidaridad , 10 de octubre de 2006.
8. El doctor Ali Zedan al-Saigh, doctor en Medicina y profesor de Cirugía Oncológica fue asesinado el 20 de junio de 2010 tras haber retornado poco tiempo antes a Iraq. Igualmente el que fuera decano de la Facultad de Ingeniería Computacional y Tecnología de la Información de la Universidad Tecnológica de Bagdad fue asesinado el 14 de octubre de 2010. Había regresado recientemente a Iraq tras haber abandonado el país en 2006. Véase la Relación de académicos asesinados confeccionada por IraqSolidaridad desde el inicio de la invasión anglo-estadounidense. Véase también la Relación de profesionales asesinados confeccionada por el Tribunal BRussells.
Fuente original: http://www.iraqsolidaridad.org/2013/docs/medicos.html
Como bien es sabido, el sistema sanitario iraquí era uno de los más reputados de Oriente Próximo; sus médicos, formados tanto en universidades iraquíes como universidades extranjeras, eran muy reconocidos profesionalmente. Posteriormente, pese a la prohibición de la entrada de todo tipo de productos en Iraq por las sanciones impuestas, el gobierno iraquí fue capaz de mantener una asistencia sanitaria de calidad, y una red de hospitales y centros de salud bien equipados, bien abastecidos y atendidos por personal sanitario muy cualificado a pesar de la dificultades enormes a las que tuvieron que enfrentarse los profesionales de la medicina, que se vieron desbordados por la reaparición de enfermedades hasta ese momento erradicadas debido sobre todo a la falta de agua potable, consecuencia a su vez del bombardeo planificado de las plantas de tratamiento de agua y depósitos por los ejércitos británico y estadounidense.
Sin embargo, la destrucción del sistema sanitario iraquí, se produce a partir de 2003 con la llegada de la ocupación.
Un iraquí herido en un atentado aguarda en el interior del Hospital Ali, en Ciudad Sader,
3 de febrero de 2007. [Foto Time World]
Los bombardeos indiscriminados contra la población civil han afectado a barrios enteros, y a los hospitales y escuelas que estos alojan, actos expresamente prohibidos por la legislación internacional vigente, en especial las Convenciones de Ginebra. Hospitales como el de Hadiza fueron bombardeados, reconstruidos, y vueltos a bombardear [1]. La CEOSI, en el marco de su campaña sanitaria, ha aportado fondos por valor de unos 200.000 euros.
Otra causa del deterioro de la atención médica, es la irrupción en el panorama sanitario de las milicias que entraron en Iraq de mano de la ocupación y que se dedicaron en la época álgida de la violencia a tomar hospitales y asesinar a sangre fría o a secuestrar (con resultado de desaparición) a enfermos, a su familiares y al personal sanitario, llegando a cometer atrocidades tales como las de colocar explosivos que activaban una vez perpetrado el primer ataque cuando el lugar se llenaba de civiles, que se acercaban a socorrer a las víctimas, y de sanitarios que llegaban al lugar de los hechos para atender a los heridos.
Se calcula que cuando la ocupación de Iraq acabe definitivamente y el país recupere su soberanía, costará decenas de años restablecer el capital humano de técnicos y profesionales capaces de reconstruir el Estado iraquí. Según un reciente estudio sectorial que ha analizado la fuga de médicos iraquíes [2] la pérdida de médicos tiene un especial impacto en la sociedad iraquí de hoy y del futuro a medio plazo.
Una de las consecuencias más escalofriantes de esta desaparición de médicos es que el 70% de los profesionales especializados, con años de experiencia y puestos de relevancia, ha abandonado Iraq, lo que ha provocado un vacío de expertos con capacidad profesional para dirigir equipos médicos en los departamentos tanto hospitalarios como universitarios y, tal y como señala el estudio, este éxodo masivo “[…] ha provocado la desaparición de determinadas especialidades médicas” que no se podrán recuperar debido precisamente a la falta de especialistas que formen a los médicos más jóvenes.
En relación con esta carencia formativa, los médicos que aún viven en Iraq consideran que los factores más importantes que les impulsarían a abandonar Iraq son la seguridad y la posibilidad de poder formarse mejor.
A pesar de que el estudio señala que “[…] no han sido capaces de obtener datos sobre víctimas de asesinatos o secuestros”, sí han podido registrar los datos de personas que han sufrido los intentos de la comisión de estos crímenes. Los datos de violencia que refleja el informe son escalofriantes: El 18,1% de los médicos que viven fuera de Iraq han declarado haber sufrido un intento de asesinato, el porcentaje es algo superior entre los médicos que siguen en el interior del país y alcanza el 18,8%.
Respecto a los secuestros un 3,9% de los médicos del estudio que abandonaron Iraq declararon haber sido secuestrados. La cifra de médicos que viven en Iraq y que fueron víctimas de un secuestro se eleva a un 8,4%.
Por otro lado, la pérdida de miembros de la familia es altísimo entre los profesionales médicos: el 74,7% de los médicos que viven en el extranjero declaran haber perdido a un familiar por causas violentas, mientras el porcentaje de los médicos que viven en Iraq y que han sufrido la pérdida de algún miembro de la familia debido a la violencia es ligeramente menor (70,3%)
A finales de 2006, el Colegio de Médicos de Iraq calculaba que “[…] alrededor de 500 médicos han sido asesinados y más de 7.000 se han visto obligados a abandonar el país después de recibir amenazas de muerte” [3]. También en 2006, la Brookings Institution calculaba que el 40 por ciento del personal cualificado iraquí había abandonado su país.
El informe de 2013 [4] cita datos posteriores de la Brookings Institution que calcula que “[…] de los 34.000 médicos registrados en Iraq antes de la invasión, 20.000 habían abandonado el país en 2008; 2000 habían sido asesinados y más de 250 secuestrados”. [5]
Para la realización del estudio, que se llevó a cabo entre junio y agosto de 2011, se contactó con 1.395 médicos iraquíes, de los que contestaron 599 y de ellos se eligieron a 567. De los 567 doctores, 202 viven en Iraq y 365 en el extranjero.
La infraestructura sanitaria iraquí igualmente víctima de la invasión y ocupación
[Foto: NatureMedicine.org]
El estudio señala que el 60% de los médicos iraquíes abandonaron su país por razones de seguridad que se explican por un aumento generalizado de la violencia en especial a partir de 2006, y porque tanto médicos, como académicos y otros profesionales han sido objeto de una campaña de asesinatos que a día de hoy no ha terminado [6].
Según Naciones Unidas, en 2006 es cuando se produce el mayor pico de violencia y torturas en Iraq, cuando llegan a morir al día más de 100 civiles [7]. Este pico de violencia se inicia con los atentados de la Mezquita chií de Askasiriya, cuyo objetivo era precisamente abrir la espita del odio sectario.
En 2010, el gobierno iraquí inició una campaña para que regresaran los académicos, sin embargo, no hay datos contrastados de número de profesionales que regresaron. El hecho de que se conociera el asesinato de dos académicos que habían retornado hizo que se viera el objetivo de la campaña de regreso de los docentes [8].
Según los datos obtenidos en el estudio, la mayoría de los médicos que viven fuera de Iraq “[…] piensan continuar viviendo fuera del país, siendo los motivos de seguridad y sus lazos familiares en el extranjero los factores más importantes, por encima de buenos salarios o puestos de trabajo relevantes”. A este respecto, los datos estadísticos del estudio son claros: “[…] El 83,6% de los médicos que viven el extranjero no desea regresar en los próximos dos años y el 49,5% de los que viven en Iraq pretenden emigrar”, por lo que la recuperación de la ciencia médica y la atención sanitaria de calidad en el país va a suponer un tremendo reto una vez liberado el país de la violencia y recuperada su soberanía.
Notas
1. “Nuevas ayudas sanitarias a los hospitales de al-Qaim, Hadiza y al-Numman”, IraqSolidaridad, 28 de junio de 2007. Véase también, “La CEOSI entrega en el Hospital Central de Hadiza material sanitario por valor de 5.000 dólares”, IraqSolidaridad, 16 de junio de 2005.
2. Nabil al-Khalisi “ The Iraqi Medical Brain Drain: a Cross-sectional Study ”, International Journal of Health Services, Vol. 43, Number 2, pages: 363-378, 2013, Baywood Publishing Company., Inc.
3. Dina al Shibeed, “Científicos y médicos iraquíes amenazados”, Al Arabiya, 4 de agosto de 2011.
4. Véase nota 1.
5. Nota informativa de la CEOSI, “ La mitad de los 34.000 médicos iraquíes han abandonado el país y otros 2.000 han sido asesinados ”. IraqSolidaridad , 21 de noviembre de 2006.
6. “ Two Iraqi academics killed after their returning to Iraq ”, Iraqi Academics under Attack , 27 de octubre de 2010.
7. Peter Symonds, “ Según Naciones Unidas, al menos 100 iraquíes mueren al día violentamente ”, IraqSolidaridad , 10 de octubre de 2006.
8. El doctor Ali Zedan al-Saigh, doctor en Medicina y profesor de Cirugía Oncológica fue asesinado el 20 de junio de 2010 tras haber retornado poco tiempo antes a Iraq. Igualmente el que fuera decano de la Facultad de Ingeniería Computacional y Tecnología de la Información de la Universidad Tecnológica de Bagdad fue asesinado el 14 de octubre de 2010. Había regresado recientemente a Iraq tras haber abandonado el país en 2006. Véase la Relación de académicos asesinados confeccionada por IraqSolidaridad desde el inicio de la invasión anglo-estadounidense. Véase también la Relación de profesionales asesinados confeccionada por el Tribunal BRussells.
Fuente original: http://www.iraqsolidaridad.org/2013/docs/medicos.html
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